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Thursday 7 Nov 2024 | Actualizado a 11:12 AM

Fraude monumental: voto ‘chuto’ en el exterior

/ 27 de abril de 2023 / 00:55

Siguiendo la línea argumentativa del “fraude monumental” expresada por Carlos Mesa en base al informe de la OEA y sus conclusiones, evaluemos la siguiente conclusión que es taxativa y penalmente sancionable.

La segunda conclusión del Informe Preliminar (IP) de la OEA publicado en la madrugada del 10 de noviembre de 2019 es sobre el voto en el exterior.

El IP concluye (pág. 13): “De 176 actas analizadas de la muestra que habían sido escrutadas en Argentina, el 38% presentan inconsistencia con el número de ciudadanos que sufragaron.

Es decir, las actas reflejan un número mayor de votos que el total en las listas índice.” Esta conclusión de los expertos internacionales de la OEA significa fraude, indica de manera taxativa que lo detectaron en 66 actas de las 176, porque ese número representa el 38%, y que se incorporó de manera irregular, por lo tanto ilegal, a ciudadanos bolivianos en el padrón electoral de Argentina para que puedan sufragar, obviamente a favor del MAS.

Esta conclusión “irrebatible”, aun sin prueba, del 10 de noviembre, tenía que ser validada, explicada y documentada en el Informe Final (IF) que fue presentado el 5 de diciembre de 2019 en Washington, por Luis Almagro.

En el IF (pág. 7) concluyen que: “Se registraron al menos 37 actas del voto en el exterior que presentan inconsistencias con el número de ciudadanos que sufragaron”, en el pie de la página 5 del IF: “En el Anexo 9 se incluyen las actas de estas 37 mesas. Las listas de electores habilitados, cuyas copias están en poder del equipo auditor, no son publicados en este informe para salvaguardar los datos personales de las y los electores habilitados”. Anótese que en el IF no se habla de 66 actas, sino solo de 37; lo que se esperaba es que el IF, sin necesidad de presentar el nombre e identificación de las personas habilitadas ilegalmente en el padrón electoral del exterior, tendría que detallar cuántos ciudadanos fueron inscritos ilegalmente en cada una de las 66 mesas identificadas, es decir, cuántos chutos votaron, pero en ninguna de las 95 páginas del IF y en el Anexo 9 encontramos este dato sustancial.

En el IF, en el “cotejo con copias químicas, hojas de trabajo y lista de índice” (pág. 59), concluyen: “Se procedió a realizar un filtro del universo de actas electorales del extranjero, seleccionando aquellas en que algún partido político obtuvo un porcentaje del 90% o superior de los votos. Ello derivó en la identificación de 115 actas electorales que favorecían al partido oficialista en esa magnitud”. Nótese que no se describe en esta conclusión la adulteración del índice del padrón electoral, sino que identificaron actas que tenían una “alta votación electoral a favor del partido oficialista”. En el IF identifican 17 actas (pág. 59), línea más abajo describen: En “el acta 1305, se observó que la firma y huella correspondiente a un jurado electoral no se corresponde del puño y letra con la firma inserta en el listado de votantes”.

Revisamos el Anexo 9, que son las pruebas documentales que presentaron los auditores internacionales de la OEA, y encontramos las fotografías de 37 actas electorales: Buenos Aires 16, La Matanza 4, Lomas de Zamora 4, Berazategui 4, La Plata 2, Maipu 1, San Carlos 1, San Rafael 1, Jujuy 1, Salta 2 y uno ilegible; en ninguna de las actas explican qué irregularidad encontraron, tampoco se acompaña la explicación de cuántas personas fueron habilitadas ilegalmente en el índice del padrón electoral, y no adjuntan la imagen del acta 1305, tampoco explican si las otras firmas del jurado electoral y delegados de partido político son legítimas.

La línea de tiempo de los informes determina la intensidad y su efecto político dramático, el IP se hizo público en la madrugada del 10 de noviembre de 2019, la folklórica colección de opositores entre políticos, analistas, cívicos, plataformas, curas, etc., coreaban al unísono el fraude y la alteración del padrón electoral, por ello exigían airadamente la renuncia del presidente indígena anticolonial y antimperialista, porque estaba robando lo más preciado: la democracia y la libertad.

El 5 de diciembre en Washington, el enviado del gobierno de facto Tuto Quiroga, el embajador ante la OEA de Goni, Mesa (2002-2004) y de Áñez (2019-2020) Jaime Aparicio, recibieron el informe de Almagro con una sonrisa de satisfacción, pero contrariamente a lo anunciado a todos los vientos, el fraude monumental, el IF no valida las conclusiones penales del IP porque no presenta una sola prueba de la habilitación ilegal de ciudadanos en el exterior.

El IP impuso la narrativa del fraude, lo que sucedió después es la legitimación de la violencia, las masacres, los asesinatos extrajudiciales, detenciones para validar el poder, el IF ya no tiene valor porque el acto principal ya se consumó: asalto al gobierno e instalación del gobierno de facto con la bendición de la Conferencia Episcopal.

César Navarro Miranda es exministro, escritor con el corazón y la cabeza en la izquierda.

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Un lustro con la misma retórica: fraude

/ 24 de octubre de 2024 / 06:08

Estos días volví a leer en algunos medios escritos, escuché a periodistas, a eternos ‘analistas’ volver a afirmar, que se conmemora un lustro de “fraude perpetuado por el MAS”, sin más argumentación que la descalificación, esa es la fuente de su razón, convertida en su verdad. Inventan y construyen su narrativa, porque un hecho político tiene vigencia en el tiempo por la narrativa desarrollada, a partir de la distorsión deliberada de la realidad, es decir la posverdad, este hecho se ha vuelto en el requisito identitario de los folclóricos, diversos y nostálgicos del republicanismo, que reivindican el pasado añorando el orden social, político, cultural, económico como el paraíso terrenal que se perdió porque un indio anticolonial y campesinos osaron despojarles de su derecho natural  de dirigir nuestra patria en dictadura y en democracia a los autobautizados biológicos mestizos, culturalmente exponentes de la blanquitud, ideológicamente adoradores sumisos de los códigos americanos y europeos.

La posverdad tiene incidencia por la narrativa impuesta, no por la relevancia del hecho político al que se hace referencia y se utiliza como excusa, sino por la forma, la intensidad de su divulgación y el contenido ideológico camuflado como sentido común, porque está enunciado por medios y personalidades que aparentan ser la imagen y espejo de la civilización moderna, es decir son los exponentes de la sociedad y las familias de bien.

La descalificación y satanización teológica a las luchas y movimientos de obreros, de los campesinos es una constante como requisito necesario para que la violencia estatal, simbólica e incluso religiosa desplegada sea legítima contra los insurrectos, la violencia policial y militar emerge como autodefensa del Estado y la sociedad.

El primero de octubre del 2019, a 19 días de las elecciones nacionales el periódico Página Siete divulga una encuesta que dice que el 67% de los bolivianos, ojo no encuestados, creen que habrá fraude, inmediatamente los comités cívicos de Potosí y de Santa Cruz sacan pronunciamientos con rótulos sensacionalistas: “resistencia civil al triunfo del MAS porque será producto del fraude”. La fuente de la verdad cívica es un medio de comunicación exponente de las ideas antigobierno de izquierda e indígena.

El día de las elecciones, la Misión de Observación Electoral MOE de la OEA, a las 22 horas, publica un tuiter advirtiendo que la “paralización de Transmisión de Resultados Electorales Preliminares TREP afectaba al cómputo electoral”. La OEA hasta ahora en ningún informe pudo demostrar jurídica, informática y técnicamente el vínculo del TREP con el cómputo electoral y la forma cómo procedió a alterar el resultado electoral. Al día siguiente, estos mismos personajes de la MOE designados por Almagro leen un comunicado en las gradas de un hotel privado donde dicen que “hay cambio de tendencia que afecta al resultado” y lo “más recomendable es segunda vuelta”. Estos ilustres enviados sin tener ni siquiera el resultado electoral preliminar, violando sus atribuciones anuncian la buena nueva: segunda vuelta. Para los salvadores de Disneylandia ese tuit y el comunicado era la constatación de la perpetración del “monumental fraude”, inmediatamente la reacción de la muchedumbre, que para los medios eran jóvenes que defendían la democracia, incendiaban y saqueaban los tribunales electorales de cuatro departamentos.

Mesa proclama la segunda vuelta y Camacho desconoce las elecciones, el valor no está en el argumento, sino en la dramatización sensacionalista amplificada por los medios, la posverdad instalada es fraude.

Pasó un lustro, los creadores de las frases “monumental fraude”, “fraude masista”, repiten su argumento sin presentar una sola acta que valide su información; sin mostrarnos hasta ahora un solo nombre en la Argentina que se inscribió ilegalmente en el padrón electoral como dice la auditoría de la OEA; sin demostrarnos cómo alteró el TREP al cómputo electoral; sin demostrar cuál fue la alteración de las 86 mesas que modificaron el resultado, es decir el discurso que reiteran es la plegaria de su frustración, pero como no pueden admitir que su narrativa es la causante del genocidio étnico de aymaras y quechuas, lo sencillo y cínico es reiterar la fraseología que justifica sus imágenes de defensores de la democracia.

Un lustro donde el asesinato, el dolor, la tortura, la privación de libertad, la persecución es sustituida por el fetiche de la posverdad.

César Navarro Miranda es exministro, escritor con el corazón y la cabeza en la izquierda.

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Aprender de los pueblos

/ 26 de septiembre de 2024 / 06:10

La enseñanza de la última movilización política de las organizaciones y del Instrumento es para separarme de los slogans tóxicos: “enfrentamiento de los dos bandos evistas contra arcistas”, que posesionaron con fuerte sentido ideológico desde los medios, como una verdad, pero fetichizada.

El actor que es el sujeto político hegemónico de la política en este siglo tiene identidad étnica, territorial, sindical, que trasciende a la democracia liberal representativa, tiene la virtud de agendar la temática política como agenda que engloba la totalidad de la política, a los múltiples actores y con ello el conflicto.

Se constituyen en sujeto político enfrentándose al republicanismo colonial y sus élites señoriales aburguesados, exigían el reconocimiento de derechos que rompían el orden estatal vigente, esos derechos son sus códigos de vida como pueblos, por ello no se podían inscribir en el catálogo de respuestas o concesiones gubernamentales, sino en una nueva temporalidad donde el derecho conquistado se ejerce, pero en condición de autoridad estatal.

Previo a la Asamblea de Nacionalidades convocada por la CSUTCB en octubre del 92 conmemorando los 500 años de resistencia a la invasión española; a la marcha de Tierra y Territorio, Coca y Soberanía (1994); a la Guerra del Agua (2000); del Gas (2003); a la movilización aymara y la conformación del Cuartel Indígena de Qalachaca (2001), los campesinos y sectores populares periféricos en la versión liberal colonial eran vistos como usuarios electorales, con estos hechos históricos como movimientos que emergen de la autoconciencia explican la importancia de este tiempo y del sujeto histórico.

La marcha de la CONALCAM-COB (2008) que fue la más grande es la historia política, su importancia radica en la capacidad de representar temporalmente el sentimiento de la plurinacionalidad constituyente, este hecho es fundante, porque derrota a la resistencia racial y de clase, de las múltiples derechas políticas, cívicas, religiosas, mediáticas. Inscribe una nueva ruta, pero no logra superar la conflictividad propia del republicanismo colonial y capitalista.

Dos movilizaciones con implicancia estatal: la primera post crisis del 2019, la movilización de agosto del 2020 de obreros, campesinos, sectores populares, pusieron fecha de retiro al gobierno de facto, recuperaron la democracia con la movilización y con el voto el gobierno. La segunda, la movilización política, sindical, de los pueblos originarios, de sectores populares que partió el 17 de septiembre de Caracollo hacia La Paz.

Mediáticamente, con intencionalidad política a la movilización se le impone marca, pero como adjetivo: “el bando evista”, al desplazamiento de funcionarios públicos catalogan como “el bando arcista.”

Titular: “Empieza la marcha evista” seguido de otro titular “Sectores arcistas esperan en Vila Vila a la marcha evista.” Titulares que etiquetaron el conflicto. 

Titular: “Pacto de Unidad y COB arcista convocan a concentración en Ventilla para impedir ingreso de evistas”, la alcaldesa Copa, el dirigente de la COR de El Alto en una clara demostración de colonialismo actúan como corregidores y propietarios, amenazan con no dejar pasar la marcha y ordenan que salgan sus súbditos a impedir el ingreso.

El pronóstico mediático era el enfrentamiento, no se dio, pese a que los titulares mediáticos, las y los corregidores de ocasión incentivaban el desenlace de violencia.

Como decía el Che: “en la revolución lo extraordinario se vuelve cotidiano”, lo extraordinario ha sido la construcción y constitución del sujeto histórico que tiene cohesión unitaria, organización, memoria e identidad politizada, es lo cotidiano que aflora en tiempos de crisis.

Durante el desplazamiento no hubo enfrentamiento entre los marchistas que representan la plurinacionalidad y los habitantes aymaras de los municipios y comunidades, en El Alto el pueblo aymara y quechua no los enfrentó, por el contrario, los recibió y acompañó. Estos hechos describen la importancia del sentido comunitario entre pueblos, se ven y se sienten como hermanos.

La violencia es externa al movimiento y a los pueblos, generada por civiles, encapuchados con características parapoliciales, sin más argumento que el odio racial.

Las crisis son tiempos donde la memoria, la experiencia y el horizonte prevalecerá en el actor colectivo histórico, espero lo necesario, con ello es suficiente para seguir avanzando.

César Navarro Miranda es exministro, escritor con el corazón y la cabeza en la izquierda.

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Enfrentamiento; estrategia contrarrevolucionaria

Ahora la estrategia es diferente con complicidad interna, en la fractura, división y enfrentamiento dentro el núcleo

César Navarro

/ 12 de septiembre de 2024 / 09:00

Lo vocación de poder implica el convencimiento y la capacidad de mando, es la manifestación de ejercer sus decisiones sin delegar esa representación, la vocación está implícitamente vinculada a la estrategia de poder, como el medio para alcanzar metas.

La vocación y la estrategia es la manifestación de un actor político colectivo, tiene sentido ético si está imbuido de un horizonte político, es el tiempo de la autoconciencia como concepción ideológica, es la praxis política como construcción social liderada por actores colectivos.

Revise: Boric, una izquierda que nunca fue

El movimiento sindical campesino, originario e indígena —en ese orden— asumen el reto, de hecho, hay ruptura con la tradición sindical obrerista, también con ciertas izquierdas partidarias eurocéntricas, critican e interpelan a las sociedades principalmente —no únicamente— urbanas como coloniales e impugnan las estructuras republicanas, coloniales, raciales, capitalistas de nuestra Bolivia. Es el tiempo de construcción contrahegemónica al neoliberalismo.    

La estrategia partió por la vía democrática en los municipios a través de los centrales y subcentrales provinciales de hombres y mujeres eligiendo, postulando candidaturas y desplegando la campaña electoral por los sindicatos campesinos que tienen su nivel organizativo territorial en las comunidades.

La prensa solo grafica el resultado electoral de los municipios y la cantidad de concejales electos por el instrumento político, la dinámica de la política te está describiendo el desplazamiento de las derechas del escenario municipal.

El 2002 el movimiento campesino originario expresado electoralmente en el MAS y en el MIP desordenan al sistema político, ponen en crisis el pasanaku político, la intervención del embajador norteamericano es decisivo para formar la última y criminal experiencia gubernamental.

En las elecciones nacionales adelantadas con un año y medio el 2005 la historia se detiene a la espera de la continuidad del neoliberalismo o de una nueva época, el pueblo democrática y soberanamente se pronuncia, es un triunfo político y moral representa la ruptura inmediata con la derecha legitimando simultáneamente un nuevo horizonte y al sujeto colectivo sindical campesino originario indígena que representaba el nuevo tiempo político.

La síntesis inaugural del nuevo tiempo esta en: vocación y estrategia de poder; organización y articulación territorial-cultural; liderazgo sindical campesino y unidad en el horizonte, en el bloque campesino, originario, indígena, urbano popular, el valor y su connotación histórica está en la praxis revolucionaria descolonizadora.

Las derechas creyeron y algunos siguen creyendo que su derrota fue electoral, a ello se debe el nivel de su respuesta, eran plataformas electorales frentistas, que duraban el tiempo que duraba la campaña electoral, luego se diluían, terminaban siendo un club de amigos parlamentarios, pero de “oposición”, eran el testimonio eterno de su derrota.

La estrategia de las derechas se modificó, el primer ensayo el golpe del 2019, creyeron que derrocando al gobierno derrotaban al núcleo sindical campesino, originario indígena popular del proceso de cambio. Este núcleo masacrado, reprimido, encarcelado, venció al gobierno de facto, recupero la democracia y el gobierno por la vía democrática.

Ahora la estrategia es diferente con complicidad interna, en la fractura, división y enfrentamiento dentro el núcleo. La fractura es superable, la división en sí mismo no es la destrucción, es debilitamiento, pero lo dramático es el enfrentamiento, vernos como enemigos dentro el núcleo significa desenvolvernos al ritmo que quiso y quiere el colonialismo, las derechas y los pluridiversos enemigos de este proceso.

Perder la mística y la espiritualidad del horizonte de este tiempo histórico, implicaría la derrota del proyecto, el enfrentamiento interno tiene esa posibilidad, a ello se debe la intención política de amplificar sistemáticamente el enfrentamiento, poniendo en escena mediática con rótulos de espectáculo incluso la pelea física entre hombres y mujeres indígena originario campesinos.

Recuperar el horizonte anticolonial y antiimperialista es superando la motivación política e inducida al enfrentamiento, el núcleo sindical campesino, originario indígena que es el sentido del proceso de cambio, conoce por experiencia de vida que la movilización es el punto de reencuentro del yo colectivo plurinacional. El presente no será la ruptura con este tiempo histórico.

(*) César Navarro Miranda es exministro, escritor con el corazón y la cabeza en la izquierda

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Boric, una izquierda que nunca fue

La dominación tiene métodos por la vía del control de gobiernos electos democráticamente

César Navarro

/ 29 de agosto de 2024 / 07:27

Las relaciones internacionales no están organizadas en función a principios sino a intereses, las organizaciones e instituciones internacionales en su rol político sintetizan el sentido hegemónico de poder en el presente de manera indefinida. La fundación de la OEA (1948) grafica esta definición.

En nuestro continente los Estados, gobiernos y las élites son el engranaje de este andamiaje que se estructuró con mayor fuerza después de la Segunda Guerra Mundial, en condiciones de subordinación periférica a la metrópoli imperialista.    

Revise: Glorificar al pasado negándolo

El control/subordinación es la relación de dominación, lo normalizaron al extremo que el eurocentrismo se amplió al americano-centrismo; las élites que dirigen los Estados tienen sus oídos abiertos y sus acciones están centradas en acatar las órdenes diplomáticas que emitirán los que están sentados en la Casa Blanca.

La dominación tiene métodos por la vía del control de gobiernos electos democráticamente, de los gobiernos impuestos por la institucionalidad republicana parlamentaria, por la vía de los golpes de Estado. Lo predominante no está en la forma de elección del gobierno sino el control/subordinación del gobierno. La trilogía que ordenaba y ordena el orden continental: capitalismo, control político-militar y anticomunismo.

Chile grafica esa transición entre la dictadura pinochetista y la democracia. Las diferentes organizaciones políticas de centro y de derecha agrupadas en el frente político La Concertación, que gobernó desde 1990 hasta 2010, terminó validando el modelo político de la dictadura como la estatalidad chilena. Al extremo que la senadora de derecha Ena von Baer expreso en 2019 que el presidente Sebastián Piñera, de la coalición de derecha Chile Vamos, es “el heredero de las políticas de La Concertación en el gobierno y del cual se sienten orgullosos del país que en conjunto con nosotros construyó”.

La generación política de la segunda década de este siglo enfrentó a esta estructura estatal pinochetista invisibilizada, pero en tiempos de democracia, con demandas que interpelaban los cimientos del Estado chileno que emergió de la dictadura, entre ellos derechos sociales como “educación pública” y la convocatoria a la Asamblea Constituyente. Movilización popular, represión estatal, más de una veintena de muertos por la represión, cientos de heridos, detenidos, procesados… es la generación que reescribió la historia chilena, pero en las calles.

Dirigentes estudiantiles que fueron partícipes de la movilización popular hoy son autoridades gubernamentales: Gabriel Boric, presidente; la dirigente comunista Camila Vallejos, ministra secretaria general del Gobierno, son herederos de toda la subjetividad y la emotividad de millones de chilenos y chilenas contra la dictadura, contra los gobiernos de La Concertación y del multimillonario Piñera, representaban y expresaban una posibilidad diferente al pinochetismo militar y democrático.

Enarbolaron las banderas de la movilización, pero no asumieron las banderas como eje ideológico, sino solo electoral.

El presidente, el gobierno y el entorno no supieron valorar la fuerza moral, social e histórica que representaba su triunfo, optaron por ser una izquierda ética, simbólica, académica, pragmática y subordinada incondicionalmente al norte, por ello su primer acuerdo para conformar su gabinete fue incorporar a figuras políticas de La Concertación; la duda que muchos tuvimos fue si era un acuerdo de gobernabilidad o el inicio de la transición al centro: fue la transición, pero a la derecha.

La estructura estatal los absorbió, las autoridades del gobierno se funcionalizaron al sistema que tanto cuestionaron electoralmente, se convirtieron en la izquierda que la derecha desea y necesita.

Sin ruborizarse y sin mayores diferencias con la extrema derecha regional y europea, Boric y Vallejos descalificaron el triunfo de la Revolución Bolivariana; en ese su rol utilitario, las derechas políticas y mediáticas los presentan como la voz que representa a la democracia y a la izquierda.

En esa sintonía ideológica, Milei, en su visita a Chile manifestó: “para nosotros Chile ha sido un claro ejemplo de lo que hay que hacer… por su política económica innegociable que ha perdurado pese a los cambios de signo político”.

Para validarse, el sistema hegemónico imperial construye a su imagen y semejanza los diferentes actores políticos que pueden ser críticos al sistema, pero al final del túnel son la luz que re-ilumina el colonialismo capitalista que sojuzga a nuestro continente.  

(*) César Navarro Miranda es exministro, escritor con el corazón y la cabeza en la izquierda

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Glorificar al pasado negándolo

/ 15 de agosto de 2024 / 07:46

La glorificación al pasado como fuente que alimenta el ego de conservadores y de la extrema derecha en la región, se está convirtiendo en la razón de su sinrazón, para ello es imprescindible imponer en el ideal común imágenes subliminales sobre la historia negativa. 

Las narrativas altamente ideologizadas del presente tienen como finalidad modificar el sentido común sobre el pasado. Mostrar a los hechos, a los personajes despojados de la connotación histórica para presentarlos con la vestimenta que la moda ideológica exige.

Los golpes militares del siglo pasado son presentados como “gobiernos de restauración democrática”, de “recuperación de la patria”, de “lucha contra el comunismo”, es decir, la motivación del hecho militar es democrática y patriótica, porque el mayor peligro para la región es el comunismo.

La utilización y la apropiación de palabras para autobautizarse como abanderados del simbolismo implican dotarse de su propia narrativa que niega y modifica en el presente al pasado.

Autodefinirse como gobiernos de “restauración democrática” significa que niegan el origen político e ideológico del golpe militar; implícitamente, a los dictadores de ayer, hoy los presentan como “líderes, estadistas”. Es negado el fascismo como estructura de Estado: gubernamental, militar, policial, judicial, política, cultural y religiosa en el ejercicio del poder, porque la “motivación” para el hecho militar fue la “patria”. Al igual que ayer, hoy construyen al enemigo, identificándolo como enemigo de la “patria y de la democracia”.

Las derechas en los años 90 se ruborizaban de su pasado fascista, no lo negaban, pero lo eludían diplomáticamente; como en ese tiempo eran el eje político de la democracia y de los gobiernos, su bandera era el Estado de derecho, ese estatus de aire democrático se derrumbó.

Las organizaciones de izquierda, sindicales, sociales, barriales, populares, de los pueblos que lucharon y vencieron a las dictaduras, en el presente siglo derrotaron, por decisión del soberano, a las derechas mediante métodos democráticos; hoy representan el presente y, por lo tanto, son el nuevo enemigo de las extremas derechas.

Bolsonaro, en la campaña electoral de 2018 y luego desde el gobierno, revindicó a los gobiernos militares, rechazó que fueran dictaduras; por el contrario, para él fueron “patriotas” que sacaron del atraso a Brasil y liberaron al pueblo de los comunistas. 

En Chile, el candidato de extrema derecha José Antonio Kast, que fue derrotado en la segunda vuelta presidencial en 2021, centró toda la fase de campaña electoral mostrando arbitrariamente una imagen positiva de Pinochet para el Estado y la sociedad chilena.

En su campaña electoral, Milei no solo reivindicó a los gobiernos militares de Argentina, sino que puso en duda los más de 30.000 desaparecidos. En marzo, cuando se cumplieron los 48 años del último golpe militar, se conmemoró el Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia, esa jornada el gobierno de Milei difundió un video negando que existiese ese número de desaparecidos, al extremo que, para el gobierno de los libertarios, la cifra de muertos es inventada y era un negocio para las Madres de Plaza de Mayo.

Diputados libertarios visitaron en la cárcel a militares condenados por crímenes de lesa humanidad durante la dictadura, los cuales fueron identificados como responsables de arrebatar a niñas y niños de sus madres detenidas y luego asesinadas. Esta visita contó con el visto bueno gubernamental y fue mostrada mediáticamente como un acto humanitario.

En Perú, la mayoría parlamentaria fujimorista de extrema derecha aprobó una ley que declara proscritos los delitos de lesa humanidad, anula los procesos por los crímenes cometidos e indulta a cerca 600 militares y también a Fujimori por las 69.000 muertes y 21.000 desaparecidos en la “guerra” contra la guerrilla.

Reescribir la historia a partir de las emociones para darle el sentido ideológico que necesitan las extremas derechas implica también una ofensiva política/cultural contra la historia de generaciones de actores individuales, sociales, sindicales, de los pueblos que lucharon contra los regímenes dictatoriales, que recuperaron la democracia y los derechos civiles y políticos para toda la sociedad.

Hoy, negar y modificar la historia, glorificar e indultar a los responsables de los crímenes de lesa humanidad, significa que los hilos fácticos internos y externos del poder les abren las puertas para reiterar sus crímenes en nombre de la democracia y la patria.

César Navarro Miranda
es exministro, escritor con el corazón y la cabeza en la izquierda.

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