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‘Bolivia escucha, estamos en adopción’

DE FRENTE EN EL PACHAKUTI

El Estado genocida al frente de Dina Boluarte, apoyada por la Policía Nacional, las Fuerzas Armadas, el Poder Legislativo, un puñado de empresarios y sus aliados, ha convertido al Gobierno en el más sanguinario de la historia peruana. Hasta el momento hay alrededor de 65 personas asesinadas por las fuerzas de represión, que le han convertido en noticia internacional y crece la presión de la comunidad internacional para una pronta solución, pero no quiere ser atendida por la mentalidad ultraconservadora de los políticos neoliberales en el poder.

En medio de esta situación caótica, mediante un estribillo y pancartas —“Bolivia escucha, estamos en adopción” y “Adóptame”—, se manifestaron en pasados días los habitantes del departamento de Puno. ¿Cómo interpretamos esta profunda rebeldía ciudadana? La declaración de Boluarte el pasado 24 de enero de que “Puno no es el Perú”, ahondó más las reacciones. Las redes sociales han brindado una cobertura interesante sobre cómo construir un destino propio de la región sur del Perú, ¿ser otro país? Incluso aparecen mapas de cómo sería, justificando esta vía de solución, porque el sur tiene casi todas las riquezas con las que vive el Perú y que Lima solo subsume y vive a costa de marginalizar a regiones como Puno y similares.

Lo más importante es mostrarnos que los Estados nación, fundados por los libertadores, bajo el criterio de simples extensiones e imitaciones de los Estados europeos, no es la solución. En medios locales bolivianos la información fue escasa, a excepción de un canal de televisión que no tuvo mayor explicación de la manifestación y casi la nota fue emitida con un hecho anecdótico.

¿Qué significa que los habitantes de Puno se declaren que Bolivia les adopte? El sur peruano es una región aymara y quechua y entre sus valores está la adopción cuando alguien es wajcha o huérfano y no tiene un protector. Precisamente, no es casual que se use el término de “adóptame”, porque el Estado peruano perdió toda credibilidad y confianza de sus habitantes más discriminados.

Al llamado de “adóptame”, varios habitantes de Bolivia respondieron en las redes sociales con frases como “si somos una sola nación aymara, quechua, pero los Estados nos han dividido”. Otros en tono más risueño dijeron: “Hermanos de Puno, si no se pueden memorizar nuestro himno nacional, no pasa nada, con que sepan de Maroyu, está bien para empezar. Bienvenido”.

Desde el punto de vista de la convivencia de los pueblos de frontera, siempre hay lazos muy fuertes que unen y eso no se perdió. El antiguo Qullasuyu está vigente en términos de la existencia y la relación de las parentelas. A nivel político, Cusco y particularmente Ollantaytambo, fue el lugar donde nacieron ideas contemporáneas de los pueblos ancestrales andinos. Hay que recordar que el indianismo contemporáneo se fundó ahí, como recordaba un letrero colocado a un bus que emprendía el viaje a Lima: “Ollantaytambo, capital mundial de la indianidad” o “ciudad viviente inka”. A pesar de la separación jurídica de los Estados, el Qullasuyu aún vive y fluye.

Algunos políticos de la ultraderecha peruana acusan al expresidente Evo Morales y a la federación de campesinos de la provincia Omasuyos de promover actos de desestabilización. Un parlamentario de Fuerza Popular fujimorista, Ernesto Bustamante, con fuertes rasgos de esquizofrenia, sugirió invadir Bolivia para apropiarse de sus recursos naturales y así cobrar los supuestos daños causados al Perú. Incluso, sale a flote el tema de la Confederación Perú-Boliviana, que para la derecha peruana fue un hecho que pretendió dividir el Perú y por eso Agustín Gamarra invadió Bolivia. Aquí se discurre la historia oficial. Pero, la gran rebelión del pueblo peruano, sobre todo del Sur, está escribiendo la otra historia, la más profunda. Al parecer, están decididos a definir su destino contra el Estado y la sociedad peruana excluyentes.

Wasitampi parlañasa Pirwa jilatanakan, kullakanakan sarnaqawipata. Wali jiwayarasipki una Boluarte apnaqirinakaxa. Sarxama sasaw sapxi, uka k’ullu awilax janiw mistuñ nunkiti.

Esteban Ticona Alejo es aymara boliviano, sociólogo y antropólogo.