Punitivismo
Contrario al garantismo, que establece una serie de garantías al acusado en el juzgamiento de delitos, el punitivismo plantea como tema central eliminar la impunidad cueste lo que cueste, bajo el principio de que ningún culpable resulte impune, es decir, nullum crimen sine poena.
A mediados del siglo XVII, Gabriel Naudé —el mismo que concibió la expresión golpe de Estado— señalaba que cuando un conjunto de acciones pone en peligro al soberano se pueden prescindir de toda la formalidad de una justicia reglamentada, es decir, en la comprensión contemporánea, prescindir de todas las garantías del acusado.
Algo parecido podemos encontrar muchos siglos antes, en la justificación punitivista de Cicerón. En el texto de Cicerón conocido como Las Catilinarias justifica que Catilina, siendo un enemigo de la república, se convierte en un criminal que pierde sus derechos, entonces, como señala expresamente Cicerón “quien es enemigo de la república no puede ser ciudadano”; lógicamente Cicerón concibe a Roma como la humanidad y quienes sean considerados enemigos de Roma son enemigos de la humanidad, entonces, no cabe aplicar con ellos las leyes de la república. Cicerón aún es más explícito en el texto titulado Filípicas en la que, refiriéndose a Marco Antonio, escribe: “en mi opinión, habría que expulsar a gente como esta de entre el número de seres humanos y arrojarla fuera de los límites de la naturaleza humana”.
El punitivismo cuestiona al garantismo, pues se justifica en la idea de que se está castigando conductas cuya atrocidad moral es tal que el garantismo pasa a segundo plano. Una idea de conductas atroces provenientes de un mal radical con una explicación cuasi teológica.
Por todo lo señalado, podemos atribuir el discurso del punitivismo a cierto discurso del derecho natural, y al garantismo a cierto discurso del derecho positivo. Luigi Ferrajoli, el pensador que concibió y desarrollo el garantismo, considera al mismo como participe de un discurso denominado neopositivismo, pues después de la Segunda Guerra mundial, las constituciones y los instrumentos internacionales de derechos humanos han establecido de manera expresa garantías para todo ser humano, y en ese mismo entendido considera un error y hasta un retroceso tratar a algunos seres humanos como enemigos de la sociedad, y bajo ese argumento tratar de quitarles su humanidad.
Sin embargo, pese a todos los esfuerzos de la argumentación garantista, el punitivismo parece estar de retorno. Un libro reciente del jurista argentino Andrés Rosler lo advierte. Con el título sugerente Si quiere una garantía compre una tostadora, Rosler nos muestra críticamente el retorno distópico del modelo punitivista del derecho en la práctica contemporánea de nuestros tribunales latinoamericanos.
Farit Rojas T. es docente investigador de la UMSA.