El capital según Bourdieu
Para el sociólogo francés Pierre Bourdieu, el capital puede definirse como la acumulación de bienes socialmente apreciados que sirven de medios y permiten apuestas a sus propietarios. Los bienes socialmente apreciados no son necesariamente económicos, pueden existir bienes culturales, sociales, simbólicos, etc. Lógicamente esta noción se aleja de la interpretación marxista de capital. No hay equivalencia entre la noción de capital de Marx y la de Bourdieu.
Una manera de entender la idea de capital, según Bourdieu, podría encontrarse en la manera en la que concibe el capital cultural. Según Bourdieu, el capital cultural puede existir bajo tres formas: (a) en estado incorporado, que supone el capital adquirido después de un tiempo de enseñanza y aprendizaje, relacionado no solo al aparato escolar sino también a la familia, al entorno social, a los amigos. El capital cultural incorporado se convierte en habitus, es decir, en una forma de ser, de actuar, que demuestra educación incorporada, por ejemplo, en el modo de hablar, de conducirse; (b) en estado objetivado, es decir en la posesión misma de bienes culturales como cuadros, libros, instrumentos. Es lógico que solo tener libros no cuenta como capital cultural objetivado, pues se precisa algo más que tenerlos físicamente. Se trata de apropiarse de ellos, de hacerlos propios, y para ello es necesario contar con el capital incorporado, es decir el habitus de lectura, de las competencias de comprensión de los mismos. Puede suceder lo mismo con los instrumentos, solo tener instrumentos es insuficiente, hay que saber usarlos con destreza y conocimiento; (c) en estado institucionalizado, que constituye una forma de expresión certificada de títulos y diplomas académicos otorgados por instituciones que avalan con los mismos que el sujeto posee un conjunto de saberes y competencias. Lógicamente los tres modos de expresión del capital cultural (incorporado, objetivado e institucionalizado) se relacionan con los capitales sociales (entorno social, redes de contactos, amigos) y con el capital económico (recursos económicos para asistir a buenas escuelas, universidades, adquirir herramientas, bibliotecas, etc.).
Con el ejemplo del capital cultural, y la manera en la que se relaciona con otros capitales, se explica mejor por qué el desempeño de los estudiantes, tanto en colegio como en universidad, está condicionado al grupo social o clase a la que pertenece. De la misma manera, se puede comprender el por qué unos recién egresados no encuentran fácilmente trabajo y otros lo consiguen sin tener la necesidad siquiera de buscarlo.
La noción bourdieana de capital puede no tener la misma complejidad de la noción marxista, sin embargo, la misma es sumamente sutil, versátil y rica en posibilidades.
Farit Rojas T. es docente investigador de la UMSA.