Deseos y propósitos
Según mi personalísima definición, un deseo se convierte en propósito cuando existe un compromiso para cumplirlo. Bien podríamos decir que las navidades son la época de expresar deseos —que se manifiestan como regalos— y que el Año Nuevo es la época de definir propósitos, que se manifiestan como logros. A mí, se me ocurren tres, que comparto con ustedes como parte de un ejercicio de festejos de fin de año.
Primero, una verdadera ciudadanía digital para todas y todos. Veo una Bolivia que en la Navidad de 2023 facilita a la ciudadanía la realización de cualquier trámite desde la comodidad de una conexión a internet, incluso desde la cama y en pijamas si así le place a la beneficiaria.
La tendencia a la digitalización de la vida cotidiana, de la cultura del consumo y de las relaciones sociales es un fenómeno que no tenemos que esperar a importarlo, ya está acá y con sabor boliviano. Digitalización, no solo modernización, sino —bien llevada— también implica inclusión.
Por ejemplo, ¿sabía Ud. que existen 1,8 millones de prestatarios y prestatarias en el sistema financiero boliviano en 2022? Y cada una tuvo que firmar un contrato notariado con el banco, que implica la infaltable fotocopia del carnet de identidad (la sagrada mantita de la seguridad de los cancerberos de la burocracia) y la huella dactilar en cada copia del contrato, incluso cuando el contrato final cuenta ya con QR de seguridad y firma digital… exclusiva para el notario, porque usted no tiene la misma prerrogativa. Me suena un poquito a ciudadanía de segunda clase, eso.
En segundo lugar, insisto con las facilidades de la billetera móvil; en África, continente campeón en la materia, la introducción de la billetera móvil supuso incrementar las libertades para las mujeres; lo que hace cada una con su celular ya no es monitoreado con tanta facilidad por el marido ni por los grupos informales de poder. Las transacciones por QR son un gran avance, pero en los comercios del país queda todavía el pasito de verificación de sacarle la foto al recibo del banco para confiar en que el dinero ha sido transferido. Con una billetera digital, la verificación es inmediata.
En tercer lugar, asumir que el Gobierno, las empresas y hasta las organizaciones sociales tienen una responsabilidad social que cumplir en pro del bien común y todo eso, pero no hay nada que nos exima de la responsabilidad personal, individual y muchas veces incómoda, de mirarnos al espejo y predicar con el ejemplo. Algunos casos que pueden servir de inspiración vienen a mi mente:
Por ejemplo, si Ud. genuinamente quiere que el país sea más próspero, páguele completo a su casera de la esquina y no le regatee; circulemos algo de prosperidad, una moneda a la vez.
Si usted cree en la igualdad de todos los y las bolivianas, invite a su trabajadora del hogar a comer el almuerzo (que con seguridad ella preparó) a la mesa donde usted se sienta.
Si usted cree en la ampliación de derechos para las mujeres, aprenda, detecte y elimine las prácticas de mansplaining en la oficina y con las amistades (confieso que, siendo hombre, puede ser más retador de lo que suena).
Hemos heredado muchas cosas buenas de nuestros ancestros, y hay que valorarlas. Pero también cargamos algo de equipaje pesado y negativo. Si aprendemos a discernir, viviremos más libres y, sin duda, seremos mejores personas.
Pablo Rossell Arce es economista.