No nos olvidemos del ferrocarril Arica-La Paz
Rolando Kempff, licenciado en economía de la UMSA, académico de Número de la ABCE y Presidente de la Federación de Empresarios Privados de La Paz (FEPLP)
El gobierno de Chile anunció su intención de reactivar las operaciones del tren Arica- La Paz, para el servicio de carga y de pasajeros. Las autoridades nacionales deben seguir esos pasos, coordinando con sus similares del país vecino para que este servicio vuelva a operar con normalidad. Los sectores empresariales de los rubros productivos, como comerciales e industriales, necesitan de esto para ser más competitivos, pues el transporte de carga por la vía férrea es más económico que por carretera.
Los medios de comunicación chilenos informaron a mediados de mayo que Pablo Maturana, secretario ministerial de Transportes y Telecomunicaciones del gobierno del presidente Boric, realizó una visita a las instalaciones portuarias de Arica como parte de su proyecto de reactivar el tren que traslade a pasajeros y carga entre Arica y La Paz.
La Empresa Ferroviaria Andina realizó el año pasado una prueba piloto con carga de Arica a La Paz, con resultados satisfactorios, pero el transporte internacional por carretera se opuso a que las operaciones del tren se normalicen, manteniendo un monopolio en el transporte de carga en la región, perjudicial para la economía nacional.
El transporte de carga por ferrocarril no representa ninguna competencia desleal para el camión. El ferrocarril Arica-La Paz llegó a transportar más de 200.000 toneladas anuales de carga, menos del 10% de lo que se transporta hoy por carretera, lo que lo convierte en un servicio complementario que no afectaría la economía de los camioneros.
Otro punto a considerar en la reanudación de servicio ferroviario hacia Arica es que el puerto de esta ciudad chilena, como lo informó Gabriel Tumani Karmy, gerente general de la Terminal Puerto Arica (TPA), espera movilizar este año entre 3% y 5% más de carga respecto a 2021.
Conocedores del tema ferroviario señalan de manera clara que, si se desea llevar carga por más de 1.000 kilómetros y no es urgente, el transporte ferroviario es el más adecuado. El uso de este medio de transporte tiene varias ventajas y algunas desventajas. Las ventajas las podemos resumir así: i) el ferrocarril es más económico que otras formas de transporte y, como lo demuestran las estadísticas, es el más seguro, pues sus tasas de accidentes son mínimas; ii) los trenes ofrecen el servicio más amigable con el medio ambiente, comparado con el aéreo y el de carretera; iii) el transporte ferroviario tiene una amplia gama de plataformas, lo que lo hace el más adecuado para llevar carga pesada y voluminosa a larga distancia; un convoy ferroviario puede llevar una carga que por carretera demandaría el uso de unos 80 camiones; iv) este transporte tiene una capacidad de carga elástica, pues puede aumentar o reducir sus vagones según las necesidades que se presenten.
Desde su aparición en el siglo XIX, el transporte ferroviario es uno de los principales medios para el desplazamiento terrestre de pasajeros y mercancías. En su momento supuso una revolución para la economía y la sociedad, y hoy sigue siendo un modo de transporte que presenta grandes ventajas en el transporte de carga. Si el Gobierno rehabilita el servicio ferroviario a Chile, podemos convertir a Viacha en un centro de conectividad para las operaciones logísticas del ferrocarril y del transporte terrestre, por sus conexiones directas con Arica en Chile, y Matarani e Ilo en Perú.
Al mismo tiempo, se podría utilizar el ferrocarril para transportar grandes volúmenes, como el equipamiento que podría necesitar la planta industrializadora del litio en el salar de Uyuni.
El Gobierno debe instalar una mesa de negociaciones en la que puedan participar transportistas camioneros y la Ferroviaria Andina, empresarios importadores y exportadores junto a autoridades gubernamentales para encontrar una solución que vele por los intereses nacionales.
Rolando Kempff Bacigalupo es economista, licenciado en la UMSA, doctorado Ph. D. en Relaciones Internacionales de la Universidad del Salvador de Argentina y Académico de Número de la ABCE.