Voces

Thursday 4 Apr 2024 | Actualizado a 17:48 PM

Intolerancia ante el rechazo

/ 4 de junio de 2019 / 23:58

El sábado 27 de abril, Celinda se encontraba más feliz que de costumbre. Pocos días antes se enteró de que había ganado una beca para estudiar en Estados Unidos, y sin duda deseaba aprovechar el tiempo que le quedaba en La Paz antes de emprender el viaje para compartir con sus seres queridos. Aquel día, con una gran sonrisa en el rostro, salió a festejar la buena noticia con sus amigos, sin sospechar lo que pasaría horas después… De esta manera, con mayor o menor precisión, podríamos imaginarnos los últimos momentos de aquella joven profesional que murió apuñalada cuando regresaba a su hogar, tras la culminación de su festejo.  

Al igual que muchas otras mujeres en nuestro país, Celinda luchaba por alejarse de su expareja; un hombre que la hostigaba de manera frecuente desde que ella, una semana antes, le había manifestado su intención de terminar la relación. Incapaz de aceptar que su otrora enamorada ya no quería seguir con él, no aceptaba el rechazo, y hoy es el principal sospechoso de la muerte de Celinda. Se podría especular sobre los motivos que provocaron este crimen, pero es a las autoridades competentes a quienes les toca investigar y determinar lo sucedido.

Quiénes, con mucho pesar, nos enteramos sobre este tipo de hechos a través de los medios de comunicación no podemos evitar preguntarnos cómo evitar que se continúe arrebatando la vida de más mujeres en Bolivia.

La muerte de esta joven no es un hecho aislado, lo que evidencia que la normativa existente para evitar la violencia contra las mujeres (como la Ley 348 de 2013) no es suficiente. Y es que mientras no se enseñe en cada hogar del país a lidiar sanamente con el rechazo, mientras se continúe satanizando la palabra “no” en algunas familias, seguirán existiendo hombres y mujeres en cuyo imaginario nadie puede rechazarlos ni transgredir sus deseos.

Mientras evitemos educar sobre la posibilidad de ser rechazados en cualquier tipo de relación, sentimental, laboral, académica, etc., continuaremos fomentando el desarrollo de relaciones tóxicas, en las que el rechazo es considerado una ofensa al honor, un agravio.

En tanto no exista un cambio de perspectiva sobre la naturalidad de rechazar y de ser rechazados en cualquier ámbito, continuaremos viviendo en una época en la que involucrarse en una relación amorosa puede convertirse en una amenaza, tipo ruleta rusa, en la que no podemos tener certeza de salir con vida si decidimos retirarnos del “juego”.

* Abogada.

Temas Relacionados

Comparte y opina:

8M: A mí me gustan tranquilas y calladitas

Por Pamela M. Quino Montenegro

/ 11 de marzo de 2023 / 00:40

Hace unas semanas, un amigo me habló de la mujer con la que hace unos meses inició una relación sentimental y cuando terminó de describir sus virtudes, finalizó con la frase: Es que a mí me gustan así tranquilitas, calladitas y tiernas.

Independientemente de los gustos de cada persona y que no es pertinente abordar, se quedó en mi mente el pensamiento de lo que hace a una mujer “tranquila”, he rumiado múltiples sinónimos de ese adjetivo, pero con el que decido quedarme es con de una mujer pasiva, una mujer quieta y suave. Y es que desde niñas en nuestras casas, en las escuelas y otros entornos, se nos ha enseñado que mientras más silenciosas y calladitas seamos, nos convertiremos en mejores mujeres. Prácticamente, deberíamos reír y hablar con tonalidades bajas, casi diminutas como tratando de imitar a una señora victoriana de abanico en mano.

Incontables veces y de diferentes formas intentaron enmarcarnos en ese estereotipo de mujer encartonada, pero que es imposible de sostener en esta realidad, en nuestra sociedad. En contraposición a ello, el 8M es un día para alzar la voz, para demostrar disgusto y hasta enojo (emociones casi prohibidas para una mujer, a riesgo de ser censurada y juzgada como demente) ante la situación adversa en la que miles de mujeres en nuestro país y en el mundo aún se encuentran, a menudo las que se callan y se mantienen tranquilas, son sometidas a agresiones físicas, psicológicas y hasta sexuales. Las que se callan son las primeras en morir, el ruido solo es generado por su sangre derramada y en ocasiones, ni eso es suficiente.

El 8 de marzo no solo es un día para recordar la incansable lucha feminista por la reivindicación de nuestros derechos, es también una protesta para que el apoyo de los gobiernos en cualquiera de sus niveles no se convierta en un discurso lírico, en una estrategia para ganar posibles votantes.

En el 8M muchas de nosotras expresamos, a viva voz, nuestra lucha individual y también colectiva, ya sea en las calles de nuestra ciudad o incluso a través de las redes sociales, el objetivo es hacerse oír. El fin posiblemente sea ser escuchadas por aquellos y aquellas que aún no les duele la forma en que cada día las mujeres, madres, hijas, hermanas mueren. La solapada desigualdad en la que aún vivimos es lo que nos motiva a continuar desde los lugares que ocupamos con esta lucha. ¡Que el silencio se convierta en un enemigo!

Pamela M. Quino Montenegro es abogada.

Comparte y opina: