La interna del MAS en el horizonte de 2025
Imagen: RODWY CAZÓN
Los clivajes en la disputa del partido de gobierno y sus consecuencias futuras
Imagen: RODWY CAZÓN
Una conversación con Reymi Ferreira sobre el presente y las proyecciones del partido de gobierno.
El punto sobre la i
La disputa interna en el MAS no hace otra cosa que escalar día a día. Es posible que eventualmente los dos grupos visibles en pugna se logren poner de acuerdo, como también que no. En todo caso, todos en el MAS parecen dar por descontada una victoria electoral en 2025. Sobre estos temas conversamos con Reymi Ferrerira, abogado, exconcejal, exrector de la Universidad Autónoma Gabriel René Moreno y exministro de Defensa.
Esta semana, el expresidente Evo Morales, anunció la realización del Décimo Congreso Nacional del MASIPSP para octubre próximo en la localidad de Lauca Ñ, en el Chapare. Ahí se debe elegir la nueva directiva. En lo formal, ese es el escenario donde podrían comenzar a dirimirse las cuestiones. Sin embargo, las cosas no son tan simples.
La interna
“La pugna en este momento todavía está en los mandos medios y altos. Es decir, está en nivel medio y superior. A nivel de las bases hay enormes coincidencias. Todavía la inmensa mayoría no se preocupa. Lo que les importa es contar con una candidatura que pueda frenar cualquier proyecto restaurador. Lo grave sería que esa discusión llegue a dividir la base, ahí sí que se hace muy complicado. Esto depende también de la conducta de los que dirigen, porque ellos pueden llevar esa lucha, que primero fue en los mandos superiores, a las organizaciones, a las confederaciones, en un plan ya más radical y de forma intensa”, afirma Ferreira.
Ahora bien, en esa pugna entre mandos altos y medios existen por lo menos dos elementos importantes, prácticamente a modo de clivajes. El primero y más evidente es la disputa entre El Alto y el Chapare. Las relaciones de la urbe alteña con Evo Morales vienen recorriendo una trayectoria de cada vez mayor distanciamiento. Y esto no es algo que aparezca de pronto ayer, son años que esto viene cocinándose. El correlato de esto es el repliegue cada vez más concentrado en el Trópico cochabambino del expresidente. Eva Copa en la alcaldía es un testimonio vivo de esas fracturas.
Un segundo elemento son las diferencias entre autodenominados radicales y renovadores, vistos de afuera como evistas y arcistas, respectivamente. Ahí aparecen dos legitimidades en pugna. Los históricos, evistas, asumen que tienen el derecho de estar al mando. Legítimamente, tienen razones para creer que eso es así. Los denominados renovadores son la dirigencia que emerge y que se encumbra entre 2019 y 2020. Ellos también están convencidos de que gozan de legitimidad para estar en el poder. Igualmente, tienen razones de peso para asumir esto. Finalmente, fueron protagonistas de sus propias batallas. Cada uno de estos grupos, de estas dos legitimidades, optó por refugiarse bajo un determinado liderazgo. En el caso de los primeros, su referente es Morales y para los segundos lo es Arce. En el fondo, aquí hay una cuestión irresuelta de circulación y rotación de dirigencias; de debilidades en los mecanismos de una democracia interna.
“Hay que diferenciar el MAS de los movimientos sociales, del pacto de unidad. Una cosa es el pacto de unidad y otra cosa es el MAS. Entonces, aunque eso durante los 14 años del gobierno del MAS fue indiferenciado, de hecho, el MAS y el pacto de unidad en realidad se fueron separando. Esto está dando lugar, de una u otra forma, a que empiece a clarificarse o a perfilarse una diferenciación más nítida entre el MAS como instrumento político y el pacto de unidad. Se empiezan a generar disputas internas de liderazgo, de generación, de renovadores. Antes eso no era importante cuando había una dirección única, un liderazgo único, o por lo menos determinante. Hoy, cuando eso no es así, entonces cada vez cobra mayor importancia y va a cobrar más importancia el tema de diferenciar ámbitos. Uno es el pacto de unidad, donde está la Confederación de Trabajadores Campesinos, la Única, las Bartolinas, los Interculturales, la Central Obrera Boliviana, la CIDOB y la CONAMAQ, que es la base del 2004. Y el MAS que era la sigla, el instrumento. Durante mucho tiempo, más importancia que el MAS tenía el pacto unidad, donde se definieron los candidatos de las cuatro últimas elecciones, más que los ampliados del MAS. Ahora no, ahora empieza a darse ya esa diferenciación. Eso va a perfilar en el futuro muchas cosas, porque en ese ámbito se está dando la discusión”, explica Ferreira.
2025
Algo que no parece estar de momento en las cabezas ni en los cálculos de las dos partes en pugna, por lo menos entre los más convencidos de sus respectivas posiciones, es que, además de la mirada al interior del MAS, están en el escrutinio público del conjunto de la sociedad boliviana. Obran como si todo lo que dicen o hacen está más allá del bien y del mal; que no le deben rendir cuentas a nadie más que a sí mismos. En algún momento, todo eso les pueden pasar factura. Dan por sentado que el sentido de la disputa es decidir las futuras listas de candidatos en 2025, comenzando por el binomio presidencial, y que eso automáticamente se traducirá en una victoria electoral.
Al respecto, Ferreira sostiene que “no está nada dicho, peor si el MAS va dividido. Y aún no dividido, no está nada dicho. Hay tres factores que se debe tomar en cuenta. Primero, el tema económico. La Bolivia es de 2025, ya la de 2023, no es la misma que la de 2019, 2014. Es otra Bolivia, económicamente. Tenemos un dólar que ya no es abundante, más bien escaso, que ha generado un mercado paralelo que antes era insignificante y ahora empieza a ser tomado en cuenta. Segundo, está la fragilidad de estas pugnas que están afectando la institucionalidad, no solo política, sino del Estado, los diferentes niveles de gobierno, la legislatura, etcétera. Tercero, está surgiendo un animal político con mucha fuerza y hablo de Manfred Reyes Villa. No hay que olvidar que Manfred Reyes Villa el año 2002 le ganó al MAS y estuvo a un paso de ganarle a Goni. En Cochabamba arrasó en el departamento, donde está una fuerte base del MAS, también en La Paz”.
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El abogado cruceño señala que, “luego de que un fallo del Tribunal Constitucional Plurinacional, en base a algo que hizo la Comisión de Derechos Humanos, le están reivindicando y anulando todas sus sentencias e inhabilitaciones. Yo veo que ese puede ser el outsider que tiene posibilidades. Con un buen vicepresidente de alguna de las regiones puede ser una alternativa muy fuerte en 2025. Entonces, no es que no existe la derecha. No es Camacho, evidentemente, Mesa tampoco, pero Manfred Reyes Villa es un fenómeno. Aunque ha dicho que se va a retirar, sabemos que en política eso no existe. Ya cambió de discurso en menos de un mes y ha hablado de otras cosas, ya está con otro perfil. Manfred Reyes Villa es el factor que el MAS debe tomar en cuenta”
Ferreira recapitula aseverando que “primero, la economía no es la misma. Segundo, el MAS ya no es el mismo. Tercero, está el tema de que, a diferencia del pasado, ahora hay posiblemente un candidato con perfil, carisma y alcance nacional que emerge desde el centro del país. Un centro estratégico, que, si hábilmente se une, por ejemplo, con un dirigente de Tarija, de Santa Cruz o de La Paz, puede ser realmente una pieza formidable de la oposición, con mucha credibilidad, con mucha fuerza. No es santo en mi devoción, para nada, pero yo lo veo así”.
(*)Pablo Deheza es editor de Animal Político