Proyección de la política exterior boliviana
Bolivia enfrenta un orden mundial en proceso de reconfiguración en el cual se inscribe su actuación diplomática.
DIBUJO LIBRE
Luego de la participación de manera virtual del presidente de Estado, Luis Arce, en la II Cumbre Mundial de Promoción del Comercio y la Inversión del Consejo Chino para el Fomento del Comercio Internacional, se ratifica la orientación de la política exterior de Bolivia, de expresión multipolar. Los cambios en las relaciones de poder en el Sistema Internacional, nos permiten ver un orden internacional post hegemónico. El entorno internacional bipolar y unipolar, llegaron a su fin. Está configurándose en su lugar un sistema multipolar que permite una mayor gravitación e influjos de los países en vías de desarrollo. Luego de que algunos creyeron que la globalización podría ser gobernada de manera unilateral y sin reglas, abandonada a las fuerzas de los mercados, la crisis económica, la crisis del cambio climático, la crisis energética y de seguridad alimentaria, y la crisis post covid, entre otras, literalmente han obligado a la comunidad internacional a superar el paradigma del neoliberalismo. El mundo posee una mayor conciencia de que existe una agenda que debe ser enfrentada en forma multilateral y en mayor apego sobre las desigualdades y los ahora efectos post pandémicos en todas la economías del planeta. Un mundo multipolar, en el fondo, es donde los alineamientos, no son necesariamente automáticos e imprescindibles y donde quedan abiertas múltiples opciones de cooperación y alianzas sectoriales.
Desde la recuperación de la democracia en octubre de 2020 en Bolivia, expresada con el triunfo electoral de más de 55% de la votación, el presidente Luis Arce y el vicepresidente David Choqueahuanca renovaron la confianza del soberano en el Gobierno, que recupero plenamente las instituciones democráticas y la paz social en el país. A dos años y medio de mandato, el presidente Arce logró retomar la orientación histórica de la política exterior, que por espacio de la última década nos permitió gravitar con iniciativa y proposición en los temas de la agenda internacional. Desde los principios de la Diplomacia de los Pueblos, el Vivir Bien, el Ejercicio Efectivo de la Soberanía, la Diversidad Cultural, la Armonía con la Naturaleza y la Reducción y Superación de las Asimetrías y la reafirmación de las relaciones internacionales con todos los Estados del sistema internacional.
En la complejidad de un mundo abarrotado por la desaceleración del comercio internacional e incertidumbre de los mercados financieros, debido a las medidas restrictivas y sancionatorias asumidas por algunos países desarrollados ante el conflicto bélico de Europa del Este y la política monetaria contractiva de los principales bancos centrales, que afectaron sustancialmente la inversión extranjera directa en el mundo, el gobierno del presidente Luis Arce ratificó el Modelo Económico Social Comunitario Productivo, logrando recuperar para el país, una economía estable , con record de exportaciones , con crecimiento y baja inflación. El retorno de la política exterior de relaciones complementarias, de mutuo respeto y de ruptura con todo tipo de tutelaje y subordinación a potencias es más que evidente. La Revolución Democrática y Cultural en Bolivia, ha contribuido al debate del cambio climático en las Naciones Unidas y la sensibilización a todas las naciones del mundo acerca de la responsabilidad de cuidar la vida en el planeta, aportando para ello la cosmovisión indígena y la cultura de la vida, de forma que permita la participación de los pueblos y gobiernos de los países del mundo, para actuar conjuntamente contra las causas que provocan la alteración climática y así poder restablecer la armonía con la Madre Tierra.
El conflicto bélico en Europa del Este, permite graficar el estado de la política exterior independiente y soberana de Bolivia. La posición asumida por Bolivia, en Naciones Unidas frente al conflicto bélico entre Rusia y Ucrania fue consecuente desde un inicio, al no aceptar ningún tipo de presión. Bolivia expresó su vocación pacífica, que establece, que la única salida al conflicto bélico debe realizarse a través de la negociación y la mediación de terceros, con pleno respeto al derecho internacional, la Carta de Naciones Unidas y la Constitución Política del Estado de nuestro país. Bolivia no se alineó ni subordinó a ninguna de las partes y concentró la ejecución de su política exterior en torno a ratificar la gestión de la vía pacífica como única salida. En el derecho internacional existe una enorme diferencia entre la condena, el rechazo y la abstención. Los términos hacen y dicen mucho en diplomacia y, como país, hemos expresado justamente un rechazo desde la posición boliviana al conjunto de las invasiones, como también votamos en abstención, al igual que 34 países. Porque resulta imposible lograr un diálogo, negociación y mediación, si se sigue entregando armas a las partes, si es que los países aprueban resoluciones que solamente recogen la visión de una de las partes. Por ello, 35 Estados, entre los cuales se encuentra nuestro país, votaron en abstención de acompañar una posición direccionada a una u otra de las partes. Esto es porque Bolivia, como en reiteradas oportunidades lo reflejo acertadamente el canciller Rogelio Mayta, sostiene que sólo el diálogo y la negociación con paz son la única salida.
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En cuanto a la industrialización con sustitución de importaciones y el mundo de configuración multipolar, en la reciente II Cumbre Mundial de Promoción del Comercio y la Inversión del Consejo Chino para el Fomento del Comercio Internacional, el primer mandatario boliviano destacó y valoró la propuesta del presidente de China, Xi Jinping, de apostar hacia una civilización global sustentada en la tolerancia, la coexistencia, los intercambios y el aprendizaje mutuo. Es en este contexto que Bolivia y China han logrado una fructífera cooperación pragmática en el campo económico y comercial, especialmente en el desarrollo de litio y otros proyectos que contribuyen al desarrollo conjunto.
El gobierno del presidente Arce se encuentra en plena ejecución de la Política de Industrialización con Sustitución de Importaciones y por ello es imperativo que la política exterior esté ajena de las directrices de algunas superpotencias, organismos financieros y comandos militares hemisféricos, que apuestan por un relacionamiento diplomático y comercial entre países, de expresión y forma vertical. Finalmente, mientras Estados Unidos y sus aliados europeos siguen apostando por un mundo unipolar y o bipolar, donde los “buenos” son ellos y los “malignos” son Rusia o China, Bolivia y la mayoría de los países del mundo son conscientes de que la multipolaridad es la única opción viable en el contexto del presente siglo. Sólo así se entiende la “civilización global” planteada por China, como la coexistencia en armonía y justicia entre naciones ricas, naciones en crecimiento y países pobres. Una relación equilibrada, abierta e integral en un mundo de configuración multipolar.
(*)Hugo Siles Nuñez del Prado es internacionalista y politólogo