Investigación: Chile tomó costas bolivianas desde 1825 con una ‘invasión pacífica’
Una investigación verificada por el exgeneral del Ejército e historiador Luis Alcázar, que se compila en el libro 250 agresiones de Chile a Bolivia por la cuestión marítima, que auspició el Senado, da cuenta de un proceso de "chilenización" desde el año mismo de fundación de la República de Bolivia.
Chile comenzó con una ‘invasión silenciosa’ en 1825 la toma de las costas bolivianas una vez que se identificaron las riquezas naturales del Litoral, 54 años antes de la violenta invasión al otrora puerto Antofagasta el 14 de febrero de 1979 que cercenó su cualidad marítima. Hubo una suerte de “chilenización”, asegura una reciente investigación.
La revelación está consignada en la investigación verificada por el exgeneral del Ejército e historiador Luis Alcázar que se compila en el libro 250 agresiones de Chile a Bolivia por la cuestión marítima que auspició la Cámara de Senadores y que es presentado este viernes en Palacio Quemado.
“Entre 1824 y 1825, a partir del descubrimiento de riquezas naturales en el área del litoral boliviano, se inicia la agresión chilena principalmente en la zona entre Mejillones y Antofagasta, hacia el Sur, la codicia chilena despertó”, reseña el texto.
“…y consecuentemente capitales y trabajadores chilenos comenzaron a invadir pacíficamente, aunque en forma reducida, Antofagasta, Calama, Tocopilla, Caracoles y Mejillones, todas poblaciones bolivianas, a objeto de explotar las riquezas naturales, aunque muy artesanalmente, pero sin autorización ni conocimiento de Bolivia que estaba en pleno proceso de consolidación como república naciente”, se añade.
Este proceso se consolidó en 1842 con la llegada de más chilenos a territorio boliviano en un proceso que se denominó “chilenización”. El presidente del Senado, José Gonzales explicó este viernes que el texto es una recopilación “puntillosa” y “seria” de antecedentes históricos que están vinculados a la relación de Bolivia con Chile.
El documento recoge justamente las 250 agresiones que Chile infringió a Bolivia entre 1842 y 2017, en 14 diferentes ámbitos. A decir del autor, éstas no pueden mostrar a un Estado, el chileno, como “amante de la paz y de la integración” tal como sostiene Santiago en diversos escenarios.
“Bolivia nació con mar, nunca se pudo demostrar lo contrario, Chile declaró la guerra a Bolivia, y que la mal llamada guerra del Pacífico solo fue una invasión abusiva al amparo de planes preparados con mucha anticipación, y nunca orientados a defender a una empresa privada sino a copar las covadera de guano, los yacimientos de salitre y los minerales del territorio boliviano y peruano”, sostiene Alcázar en el texto a manera de colofón.
Las ríspidas relaciones bilaterales entre ambos países se han desencadenado a partir de la controversia marítima que ahora radica en la Corte Internacional de Justicia (CIJ) al que Bolivia acudió en 2013 para que su vecino honre sus compromisos de negociar un acceso soberano al mar. Esos adeudos que fueron negados por Chile también están consignados en la obra.
En 2016, el gobierno de Michelle Bachelet acudió al mismo tribunal para que declare al Silala un manantial que nace en el sudoeste boliviano, como río internacional. Este hecho está consignado como la “agresión No. 230”.
“Ésa es la pretendida imagen que vende Chile, que busca el diálogo, un país pacifista, conciliador. Con los 250 ejemplos de agresiones evidentemente se desenmascara a la diplomacia chilena, Queda claro que no ha habido tal cosa”, sostuvo Gonzales. (13/10/2017)