Ansiosos por no quedarse rezagados respecto a Tesla y las empresas automovilísticas chinas, muchos ejecutivos occidentales del sector están dejando de lado a los proveedores tradicionales y están invirtiendo miles de millones de dólares en acuerdos con empresas mineras de litio.

Con cascos y botas con punta de acero, exploran minas en lugares como Chile, Argentina, Quebec y Nevada para garantizar el suministro de un metal que podría ser determinante para sus empresas en su transición de la gasolina a las baterías.

Sin litio, los fabricantes de automóviles estadounidenses y europeos no podrán fabricar las baterías para las camionetas “pick-up”, todoterreno y familiares eléctricos que necesitan para seguir siendo competitivos. Y las líneas de ensamblaje que están poniendo en marcha en lugares como Míchigan, Tennessee y Sajonia, Alemania, se paralizarán.

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General Motors planea para 2035 que todos sus autos en venta sean eléctricos. En el primer trimestre de 2023, las ventas de automóviles, camionetas “pick-up” y todoterrenos impulsados por baterías en Estados Unidos aumentaron un 45% en relación con el año pasado, según Kelley Blue Book, una empresa de investigación y avalúo de vehículos.

Por eso, las empresas automotrices se esfuerzan por asegurar un acceso exclusivo a las minas más pequeñas antes de que otros lo obtengan. No obstante, esta estrategia las expone al arriesgado negocio de la minería, a veces en países con una política inestable y débiles protecciones del medioambiente. Si apuestan mal, estas empresas podrían acabar pagando mucho más por el litio de lo que podría venderse en unos años.

Los ejecutivos del sector afirman que no tienen elección porque no hay suficientes suministros confiables de litio y otros materiales para baterías, como el níquel y el cobalto, para los millones de vehículos eléctricos que necesita el mundo.

Antes, los fabricantes dejaban que los proveedores de baterías compraran el litio y otras materias primas por su cuenta. Pero la escasez de litio ha obligado a los fabricantes, que disponen de mayores recursos, a adquirir el metal directamente y enviarlo a las fábricas de baterías, algunas de propiedad de los proveedores y otras parcial o totalmente de los fabricantes. Las baterías dependen de los iones de litio ligeros para conducir la energía.

“Nos dimos cuenta muy rápido de que no había una cadena de valor establecida que pudiera satisfacer nuestras ambiciones para los próximos 10 años”, afirmó Sham Kunjur, quien supervisa el programa de General Motors para garantizar que cuentan con el material para las baterías.

El año pasado, el fabricante de autos logró llegar a un acuerdo de suministro con Livent, una empresa de litio en Filadelfia, para obtener el material de las minas sudamericanas. En enero, GM acordó invertir $us 650 millones en Lithium Americas, una empresa con sede en Vancouver, Columbia Británica, Canadá, para desarrollar la mina Thacker Pass en Nevada. Kunjur y los directivos de Lithium Americas explicaron que la empresa venció a 50 licitadores, entre ellos fabricantes de baterías y componentes.

Ford Motor ya cerró acuerdos de litio con SQM, un proveedor chileno; Albemarle, que se encuentra en Charlotte, Carolina del Norte, y Nemaska Lithium de Quebec.

“Se trata de algunos de los más grandes productores de litio en el mundo con la mejor calidad”, dijo a los inversionistas en mayo Lisa Drake, vicepresidenta para la industrialización de vehículos eléctricos de Ford.

Litio

Decenas de empresas están desarrollando minas y es probable que terminen con mucho más litio del que necesitan para satisfacer las necesidades de todo el mundo. La producción mundial podría aumentar antes de lo previsto, lo cual provocaría un colapso en el precio del litio, algo que ya ocurrió en el pasado reciente. Los fabricantes de automóviles acabarían pagando por el metal mucho más de lo que vale.

Los ejecutivos de la industria automotriz no están dejando nada al azar, por temor a que, si sus empresas se quedan sin litio suficiente incluso por unos años, ya no puedan recuperarse.

Sus temores son fundados. En lugares donde las ventas de vehículos eléctricos han aumentado más rápido, las empresas automotrices establecidas han perdido mucho terreno. En China, donde casi un tercio de los autos nuevos son eléctricos, Volkswagen, GM y Ford perdieron cuota de mercado ante productores nacionales como BYD, que fabrica sus propias baterías. Tesla, que ha construido una cadena de suministro de litio y otras materias primas a lo largo de los años, no ha dejado de ganar cuota de mercado en China, Europa y Estados Unidos. Ahora, es el segundo vendedor de coches nuevos en California, después de Toyota.

Muchos países con grandes reservas, como Bolivia, Chile y Argentina, han nacionalizado los recursos naturales o tienen estrictos controles de divisas que pueden limitar la capacidad de los inversionistas extranjeros para sacar dinero del país. Incluso en Canadá y Estados Unidos, pueden pasar años para establecer minas.

“El litio va a ser difícil de conseguir y de electrificar por completo aquí en Estados Unidos”, explicó Eric Norris, presidente de la unidad de negocio global de litio de Albemarle, la principal minera de litio estadounidense.

Como resultado, los ejecutivos y consultores del sector automovilístico están buscando minas en todo el mundo, la mayoría de las cuales aún no han empezado a producir.

Sin embargo, en su prisa, las empresas automovilísticas están haciendo tratos con pequeñas minas que pueden no estar a la altura de las expectativas. “Hay muchos ejemplos de problemas que surgen”, dijo Shay Natarajan, socia de Mobility Impact Partners, un fondo de capital de riesgo centrado en invertir en transporte sostenible. Los precios del litio podrían acabar desplomándose por el exceso de producción, añadió.

Las mineras parecen ser las grandes beneficiadas. Sus acuerdos con las empresas automovilísticas les garantizan grandes beneficios y les facilitan la obtención de préstamos o la venta de acciones.

Las empresas automovilísticas están desempeñando un papel importante a la hora de ayudar a las minas a ponerse en marcha, dijo Dirk Harbecke, director ejecutivo de Rock Tech Lithium, que está desarrollando una mina en Ontario, Canadá, y una planta de procesamiento en el este de Alemania que abastecerá a Mercedes-Benz.

(*) Clifford Krauss es corresponsal de energía del New York times